Por Andrea Alfaro
Ya hablamos en un post anterior sobre cómo tratar de prevenir la adicción a Internet en menores y también en adultos. En este artículo trataremos de describir los comportamientos que podrían indicar que un/a menor está sufriendo una adicción.
- Está conectado/a a Internet durante horas
- No quiere realizar otra actividad que no sea jugar con la tablet/móvil/videoconsolas
- No se relaciona en persona, solo a través de las redes o de aplicaciones de mensajería instantánea
- No cumple con sus obligaciones
- Miente sobre el tiempo que ha estado conectado a Internet
- Si no está conectado/a se siente deprimido/a, nervioso/a o enfadado/a
- Aumenta cada día el tiempo que está conectado/a a Internet
Adicción a las redes sociales:
Cuando se está en la adolescencia los/as menores necesitan refuerzos, y, muchas veces, los buscan a través de las redes sociales o las aplicaciones. ¿Cómo podemos detectar que tiene una gran dependencia de las redes o aplicaciones?
- Si cambia su humor en función de los “me gusta” que ha conseguido
- Si pasa horas haciéndose fotografías y retocándolas para subirlas a las redes o las aplicaciones
- Si necesita exponer todo lo que hace en la red
- Si solo se relaciona a través de las redes o las aplicaciones de mensajería instantánea
En ambos casos no se puede prohibir ni el uso de las redes sociales o aplicaciones, ni de Internet, puesto que sería perjudicial; además, dependiendo de la edad, éste/a trataría de conectarse a través de amigos/as o de cualquier otra manera.
Si vemos que la adicción es realmente grave sería importante consultar a un psicoterapeuta para que valore a nuestro/a hijo/a. Si no es así, pero creemos que pasa demasiado tiempo conectado debemos de hablar con él/ella, explicarle las consecuencias negativas de su comportamiento, ir limitando poco a poco el uso de las redes/aplicaciones o de Internet, fomentar otro tipo de actividades y mostrarle los beneficios de la vida no virtual. Además, es importante que sean conscientes que las personas muestran en las redes solo la parte que les interesa, por lo que a veces parece que éstas viven una vida ideal, es decir, han construido un personaje.
Uno de los casos más conocidos de adicción a las redes sociales fue el de Essena O´Neill que ya comentamos en el blog de didaknet. Una joven que se pasaba el día subiendo fotografías a Instagram y que era seguida por miles de personas. En vista de su popularidad las marcas decidieron pagarle por llevar su ropa o sus complementos. Sin embargo, un día Essena fue consciente de que vivía por y para Instagram. Su humor cambiaba si no conseguía los “me gusta” esperados o si su tripa se marcaba más de lo que quería. El resultado fue que cerró su cuenta y actualmente se dedica a impartir charlas para mostrar a los/as jóvenes que existe una vida mucho más rica que la de las redes sociales.